Alter Schwede - Wise Guys

Nordöstlich von Malmö, mitten in den tiefsten Wäldern

steht ein großes Holzhaus, finanziert von Steuergeldern.

dort wo der Fuchs dem Hasen «God nat"zu sagen pflegt,

traf ich Olaf Johansson, und das hat mich sehr bewegt:

Mit je einem Supermodel links und rechts im Arm

begrüßte er mich freundlich, sein Händedruck war warm.

Er war schon fünfundsiebzig.

Überall war’n schöne Frau’n!

ich sagte, ohne ihm direkt ins Auge zu schau’n:

«Alter Schwede!

Du kriegst wirklich jede!

Mann, was ist hier los?

Alter Schwede!

Wie machst du das bloß?»

Er lächelte und sagte: «Komm mit, ich zeig dir was.»

Und mit seinem Hundschlitten gab er richtig Gas.

Wir fuhren bis nach Malmö und er sprach von irgendwelchen

ziemlich alten Bäumen und besonders großen Elchen.

In Malmö suchten wir dann eine hippe Kneipe auf.

Kaum waren wir da drin, war’n alle Frauen heftig drauf:

Sie liefen alle kreischend auf den guten Olaf zu.

Sie stießen mich beiseite und ich stammelte nur: «Du —

Alter Schwede…"

Er sprach: «Es gibt 'nen Grund, dass ich bei Frauen noch

nicht passé bin:

Ich kenn ein Zauberwort,

das funktioniert bei jeder Schwedin.

Du musst es ihnen einfach nur dreimal

ins Öhrchen flüstern,

dann werden alle Frauen, wie soll ich sagen, beinah lüstern!"

«Alter Schwede!

du kriegst wirklich jede.

Einfach grandios.

Alter Schwede…

…das macht mir Mut.

Alter Schwede, sag' mal, ist dir nicht gut??»

Unnötig zu berichten, dass ich’s nie erfahren hab,

denn sein Zauberwort nahm Olaf Johansson

gleich mit ins Grab.

Al noreste de Malmö, en medio de los bosques más profundos

hay una gran casa de madera, financiada con dinero de los contribuyentes.

donde el zorro solía decir "Dios nat" al conejo,

Conocí a Olaf Johansson y me conmovió mucho:

Con una supermodelo cada uno en el brazo izquierdo y derecho

me saludó amablemente, su apretón de manos fue cálido.

Ya tenía setenta y cinco.

¡Había mujeres hermosas por todas partes!

Le dije sin mirarlo directamente a los ojos:

"¡Dios mio!

¡Realmente obtienes alguno!

hombre, ¿qué está pasando aquí?

¡Dios mio!

¿Cómo haces eso?"

Él sonrió y dijo: "Ven conmigo, te mostraré algo".

Y realmente aceleró con su trineo tirado por perros.

Condujimos hasta Malmo y él habló sobre algunos

árboles bastante viejos y alces particularmente grandes.

Luego fuimos a un pub de moda en Malmö.

Tan pronto como entramos allí, todas las mujeres se emocionaron mucho:

Todos corrieron hacia el buen Olaf, gritando.

Me empujaron a un lado y solo tartamudeé: "Tú...

Dios mio…"

Él dijo: «Hay una razón por la que con las mujeres todavía

no estoy pasado de moda:

yo se una palabra magica

eso funciona para todos los suecos.

Solo tienes que decirles tres veces.

susurro en tu oido,

entonces todas las mujeres serán, cómo decirlo, ¡casi lascivas!"

"¡Dios mio!

realmente obtienes alguno.

Simplemente genial.

Dios mio…

...eso me da coraje.

Viejo sueco, dime, ¿no estás bien?

No hace falta decir que nunca me enteré

porque Olaf Johansson tomó su palabra mágica

directo a la tumba.