Two Steps Back - Hotel Books

There is a lesson to learn when someone can crash and burn.

Are we just waiting for our turn?

Is there any concern?

We force-fed our own minds with something that was never mine.

We do this every time, we do this every time.

It takes two to make a relationship survive,

but it only takes one to make it die.

That’s why I’m here to sever my ties.

I’m sick of this sickness, with God as my witness, I’m fine.

Mocking and hating those with the truth.

Flocking and rating the knot on this noose.

Are we acting in the name of edginess

or deep down is this just an act of prejudice?

Tightening the ropes of understanding and manhandling the stands rambling with

crowds of widows and orphans

ready to be fed with nourishment of the body.

But when we break bread,

we feed heads.

We suffocate minds to ignore life and only see the consequences of death.

Blind sheep can’t use grass and feed as their shepherd.

We must not let our heart and mind be severed.

Cause where is the religion in love and the love in religion?

We’re taught if we want to go to heaven we must keep them mutually exclusive.

We’re told tradition is the misleading of staggered preaching,

the seeking of reaping what was sown by the heavy hearts

and shackled hands of men that we don’t even love but rather see as utility.

But the progress we seek is not always rooted in love,

sometimes just rooted in the need to seem unique

but still similar to the masses when we get on our hands and knees

to avoid shaping into a windowless view in the first four pews

as we spew cyclical phrases at an altar to alter the altered state of refuge

we never saw when we were clung into what we were taught would teach us how to

pray.

Is everyone like this?

No, I doubt it.

But I can tell you sometimes I am,

and it makes me sick.

I used to be scared that I wasn’t sharing love honestly,

and now I’m not scared at all.

Now I’m not scared at all.

And that’s what scares me the most.

Forgive me, forgive me.

Hay una lección que aprender cuando alguien puede chocar y quemarse.

¿Estamos esperando nuestro turno?

¿Hay alguna preocupación?

Alimentamos a la fuerza nuestras propias mentes con algo que nunca fue mío.

Hacemos esto cada vez, hacemos esto cada vez.

Se necesitan dos para que una relación sobreviva,

pero solo se necesita uno para hacerlo morir.

Es por eso que estoy aquí para cortar mis lazos.

Estoy harto de esta enfermedad, con Dios como testigo, estoy bien.

Burlándose y odiando a los que tienen la verdad.

Flocando y clasificando el nudo en esta soga.

¿Estamos actuando en nombre del nerviosismo?

o en el fondo es esto solo un acto de prejuicio?

Tensando las cuerdas del entendimiento y maltratando las gradas divagando con

multitudes de viudas y huérfanos

listo para ser alimentado con el alimento del cuerpo.

Pero cuando partimos el pan,

alimentamos cabezas.

Sofocamos mentes para ignorar la vida y solo ver las consecuencias de la muerte.

Las ovejas ciegas no pueden usar pasto y alimento como su pastor.

No debemos permitir que nuestro corazón y nuestra mente sean cortados.

Porque ¿dónde está la religión en el amor y el amor en la religión?

Se nos enseña que si queremos ir al cielo, debemos mantenerlos mutuamente excluyentes.

Se nos dice que la tradición es el engaño de la predicación escalonada,

la búsqueda de cosechar lo que fue sembrado por los corazones apesadumbrados

y manos encadenadas de hombres que ni siquiera amamos sino que vemos como utilidad.

Pero el progreso que buscamos no siempre tiene sus raíces en el amor,

a veces simplemente arraigado en la necesidad de parecer único

pero aún similar a las masas cuando nos ponemos de rodillas

para evitar formar una vista sin ventanas en los primeros cuatro bancos

mientras arrojamos frases cíclicas en un altar para alterar el estado alterado de refugio

nunca vimos cuando estábamos aferrados a lo que nos enseñaron que nos enseñaría cómo

orar.

¿Todos son así?

No, lo dudo.

Pero puedo decirte que a veces lo soy,

y me enferma.

Solía ​​tener miedo de no estar compartiendo el amor honestamente,

y ahora no tengo miedo en absoluto.

Ahora no tengo miedo en absoluto.

Y eso es lo que más me asusta.

Perdóname, perdóname.