The Ballad Of Love And Hate - The Avett Brothers

Love writes a letter and sends it to hate.

My vacations ending.

I’m coming home late.

The weather was fine and the ocean was great

and I can’t wait to see you again.

Hate reads the letter and throws it away.

«No one here cares if you go or you stay.

I barely even noticed that you were away.

I’ll see you or I won’t, whatever.»

Love sings a song as she sails through the sky.

The water looks bluer through her pretty eyes.

And everyone knows it whenever she flies,

and also when she comes down.

Hate keeps his head up and walks through the street.

Every stranger and drifter he greets.

And shakes hands with every loner he meets

with a serious look on his face.

Love arrives safely with suitcase in tow.

Carrying with her the good things we know.

A reason to live and a reason to grow.

To trust.

To hope.

To care.

Hate sits alone on the hood of his car.

Without much regard to the moon or the stars.

Lazily killing the last of a jar

of the strongest stuff you can drink.

Love takes a taxi, a young man drives.

As soon as he sees her, hope fills his eyes.

But tears follow after, at the end of the ride,

cause he might never see her again.

Hate gets home lucky to still be alive.

He screams o’er the sidewalk and into the drive.

The clock in the kitchen says 2:55,

And the clock in the kitchen is slow.

Love has been waiting, patient and kind.

Just wanting a phone call or some kind of sign,

That the one that she cares for, who’s out of his mind,

Will make it back safe to her arms.

Hate stumbles forward and leans in the door.

Weary head hung, eyes to the floor.

He says «Love, I’m sorry», and she says, «What for?

I’m your and that’s it, Whatever.

I should not have been gone for so long.

I’m your’s and that’s it, forever.»

You’re mine and that’s it, forever.

El amor escribe una carta y se la envía al odio.

Mis vacaciones terminan.

llego tarde a casa

Hacía buen tiempo y el océano estaba genial.

y no puedo esperar a verte de nuevo.

El odio lee la carta y la tira.

«Aquí a nadie le importa si te vas o te quedas.

Apenas me di cuenta de que no estabas.

Te veré o no lo haré, lo que sea.»

El amor canta una canción mientras navega por el cielo.

El agua se ve más azul a través de sus bonitos ojos.

Y todos lo saben cuando vuela,

y también cuando ella baja.

El odio mantiene la cabeza erguida y camina por la calle.

Saluda a cada extraño y vagabundo.

Y le da la mano a cada solitario que conoce

con una mirada seria en su rostro.

El amor llega sano y salvo con una maleta a cuestas.

Llevando con ella las cosas buenas que conocemos.

Una razón para vivir y una razón para crecer.

Confiar.

A la esperanza.

Importar.

El odio se sienta solo en el capó de su auto.

Sin mucho respeto por la luna o las estrellas.

Matando perezosamente lo último de un frasco

de las cosas más fuertes que puedes beber.

El amor toma un taxi, un joven conduce.

Tan pronto como la ve, la esperanza llena sus ojos.

Pero las lágrimas siguen después, al final del viaje,

porque él nunca podría volver a verla.

El odio llega a casa con suerte de seguir vivo.

Grita sobre la acera y hacia el camino.

El reloj de la cocina marca las 2:55,

Y el reloj de la cocina está atrasado.

El amor ha estado esperando, paciente y amable.

Solo queriendo una llamada telefónica o algún tipo de señal,

Que el que ella cuida, que está loco,

Hará que regrese a salvo a sus brazos.

Hate tropieza hacia adelante y se apoya en la puerta.

La cabeza cansada colgaba, los ojos en el suelo.

Él dice «Amor, lo siento», y ella dice: «¿Para qué?

Soy tuyo y ya está, lo que sea.

No debería haberme ido por tanto tiempo.

Soy tuyo y punto, para siempre.»

Eres mía y eso es todo, para siempre.