Fighting for Nothing - Meg & Dia, Dia Frampton, Meg Frampton

When I was younger, I wish that I would have known better.

Better love makes a fat romance, that lasts for more than a shoe shine.

I’m older, took all the words of my mother, saying,

It could be worse, could be born with that disease, instead of catching it first.

So let’s go back, to the first time, that I met you, in your Chevy,

with your hands stretched, and me crying, screaming, «Mercy.

Mercy.»

But I know that, I was put here, to fight Vikings, in the cold war,

with my arms out, in the front lines, singing, «Dare me.

Dare me.»

But these things take time love.

These things take backbone.

And they’ll tell you what you want to hear 'cause they think it’s better.

Better.

But you better know how to point out the liars.

You’ve got to weigh your wars make sure you’re not fighting for nothing.

Nothing.

Are you fighting for nothing?

It feels like this world has been growing slowly upside down.

Maybe I should move to China, and straighten this mess out.

Maybe I’ll be a poet.

Watch all the sky for falling words.

And write about my grandma’s curtains, or the lady who put the Chinese buffet

in her purse.

I’ve got my mouth.

It’s a weapon.

It’s a bombshell.

It’s a cannon.

I’ve got my words.

I won’t give them mercy.

Mercy.

I’ve got my words.

I hope they hurt you.

I hope they scar you.

I hope they heal you.

I hope they cut you open, make you see you’ve been warring for all the wrong

reasons.

Make you see that some things are worth bruising for.

Make you see that your name is your honor code.

Make you see that your hands you’re accounted for.

Pick and choose where your sweat and your blood will go.

Make you see your life’s not to be lived alone.

Run their spit through your hair, you’re worth nothing.

Nothing.

Cuando era más joven, desearía haberlo sabido mejor.

Mejor el amor hace un romance gordo, que dura más que un lustrado de zapatos.

Soy mayor, tomé todas las palabras de mi madre, diciendo:

Podría ser peor, podría nacer con esa enfermedad, en lugar de contraerla primero.

Así que volvamos, a la primera vez que te conocí, en tu Chevy,

con tus manos extendidas, y yo llorando, gritando, «Piedad.

Merced."

Pero sé que me pusieron aquí, para luchar contra los vikingos, en la guerra fría,

con los brazos extendidos, en primera línea, cantando «Dare me.

Desafiame."

Pero estas cosas toman tiempo amor.

Estas cosas toman la columna vertebral.

Y te dirán lo que quieres escuchar porque piensan que es mejor.

Mejor.

Pero es mejor que sepas cómo señalar a los mentirosos.

Tienes que sopesar tus guerras para asegurarte de que no estás luchando por nada.

Ninguna cosa.

¿Estás luchando por nada?

Se siente como si este mundo hubiera estado creciendo lentamente al revés.

Tal vez debería mudarme a China y arreglar este lío.

Tal vez seré poeta.

Vigila todo el cielo en busca de palabras que caen.

Y escribir sobre las cortinas de mi abuela, o la señora que puso el buffet chino

en su bolso.

Tengo mi boca.

Es un arma.

Es una bomba.

Es un cañón.

Tengo mis palabras.

No les daré piedad.

Merced.

Tengo mis palabras.

Espero que te hagan daño.

Espero que te asusten.

Espero que te curen.

Espero que te abran, que te hagan ver que has estado luchando por todo lo malo

razones.

Hacerte ver que hay cosas por las que vale la pena magullarse.

Hacerte ver que tu nombre es tu código de honor.

Haz que veas que tus manos te tienen en cuenta.

Escoge y elige adónde irá tu sudor y tu sangre.

Haz que veas que tu vida no es para vivirla solo.

Pasa su saliva por tu cabello, no vales nada.

Ninguna cosa.