Trouble in the Amen Corner - Jim Reeves

It was a stylish congregation you could see they’d been around

And they had the biggest pipe organ of any church in town

But over in the Amen Corner of that church sat Brother Ayer

And he insisted every Sunday on singing in the choir

His voice was cracked and broken age had touched his vocal chords

And nearly every Sunday he’d get behind and miss the words

Well, the choir got so flustered the church was told in fine

That Brother Ayer must stop his singing or the choir was going to resign

So the pastor appointed a committee.

I think it was three or four

And they got in their big fine cars and drove up to Ayer’s door

They find the choir’s great trouble sittin' there in an old arm chair

And the summer’s golden sunbeams lay upon his snow white hair

Said York we’re here dear Brother with the vestries approbation

To discuss a little matter that affects the congregation

Now it seems that your voice has interfered with the choir

So if you’ll just lay out are you listening Brother Ayer

The old man raised his head a sign that he had hear

And on his cheek the three men caught the glitter of a tear

His feeble hands pushed back the locks as white as silky snow

And he answered the committee in a voice both soft and low

I wonder if beyond the tide that’s breaking at my feet

In that far off heavenly temple where my Master and I shall meet

Yes, I wonder if when I try to sing the song of God up higher

I wonder if they’ll kick me out of there for singing in heaven’s choir

A silence filled the little room and the old man bowed his head

The committee went on back to town but Brother Ayer was dead

The choir missed him for awhile but he was soon forgotten

A few church goers watched the door but the old man entered not

Far away his voice is sweet and he sings his heart desire

Where are there no church committees and no fashionable choirs

Let me hide myself in Thee…

Era una congregación elegante en la que se podía ver que habían estado presentes.

Y tenían el órgano de tubos más grande de todas las iglesias de la ciudad.

Pero en el Rincón Amén de esa iglesia estaba sentado el hermano Ayer

Y se empeñaba todos los domingos en cantar en el coro

Su voz estaba agrietada y la edad rota había tocado sus cuerdas vocales.

Y casi todos los domingos se atrasaba y se perdía las palabras

Bueno, el coro se puso tan nervioso que a la iglesia se le dijo en multa

Que el hermano Ayer debía dejar de cantar o el coro iba a dimitir

Así que el pastor nombró un comité.

Creo que fueron tres o cuatro

Y se subieron a sus grandes autos finos y condujeron hasta la puerta de Ayer

Encuentran el gran problema del coro sentado allí en un viejo sillón

Y los rayos dorados del sol del verano yacen sobre su cabello blanco como la nieve

Dijo York, estamos aquí, querido hermano, con la aprobación de las sacristías.

Para discutir un pequeño asunto que afecta a la congregación.

Ahora parece que tu voz ha interferido en el coro

Entonces, si solo dices, ¿estás escuchando al hermano Ayer?

El anciano levantó la cabeza en señal de que había oído

Y en su mejilla los tres hombres captaron el brillo de una lágrima

Sus débiles manos empujaron hacia atrás las cerraduras tan blancas como la nieve sedosa.

Y respondió al comité con voz suave y baja.

Me pregunto si más allá de la marea que rompe a mis pies

En ese lejano templo celestial donde mi Maestro y yo nos encontraremos

Sí, me pregunto si cuando intento cantar la canción de Dios más alto

me pregunto si me echaran de ahi por cantar en el coro del cielo

Un silencio llenó la pequeña habitación y el anciano inclinó la cabeza.

El comité volvió a la ciudad pero el hermano Ayer estaba muerto.

El coro lo extrañó por un tiempo, pero pronto fue olvidado.

Algunos asistentes a la iglesia miraban la puerta, pero el anciano no entró.

A lo lejos su voz es dulce y canta el deseo de su corazón

¿Dónde no hay comités eclesiásticos ni coros de moda?

Déjame esconderme en Ti...