Sun of Ending - Fellwarden

Beneath the sanguine glare of a sky on fire

The sun sets on this land for one final time

One last dawn, one last sunset, one last twilit halo

As we stand to embrace the everlasting night

Wolves howl, first one and then another

A pack gathering in the descending shroud of twilight

We open our eyes and look to the stars

And the silvery shard of the moon

The last flames of sol drench a blackening horizon

The shadows stretch, reaching and distended

Clawing a landscape that begins to shiver

Within the enfolding embrace of eternal dusk

The final flare of the death of day

Burns a soul already scoured with sorrow

Beaten and broken, I sink to weary knees

As the dwellers in shadow circle

And so huddled in torchlight, we steel our resolve

A union born of fear that gathers strength

With the passing of each moon and the forging of will

We sing our songs of defiance

Our voices ring as one

Against the onyx shield of the sky

Our torches burn as sol reborn

Burning as spirits that remain forever undimmed

Bajo el resplandor sanguíneo de un cielo en llamas

El sol se pone en esta tierra por última vez

Un último amanecer, un último atardecer, un último halo crepuscular

Mientras nos levantamos para abrazar la noche eterna

Los lobos aúllan, primero uno y luego otro

Una manada reunida en el sudario descendente del crepúsculo

Abrimos los ojos y miramos las estrellas

Y el fragmento plateado de la luna

Las últimas llamas de sol empapan un horizonte ennegrecido

Las sombras se estiran, alcanzando y distendidas

Arañando un paisaje que empieza a temblar

Dentro del abrazo envolvente del crepúsculo eterno

La llamarada final de la muerte del día

Quema un alma ya lavada por el dolor

Golpeado y roto, me hundo hasta las rodillas cansadas

Como los habitantes en el círculo de sombras

Y tan acurrucados a la luz de las antorchas, fortalecemos nuestra determinación

Una unión nacida del miedo que cobra fuerza

Con el paso de cada luna y la forja de la voluntad

Cantamos nuestras canciones de desafío

Nuestras voces suenan como una

Contra el escudo de ónice del cielo

Nuestras antorchas arden como sol renacido

Ardiendo como espíritus que permanecen para siempre sin atenuar