III - Aborym

Total isolation

Rooms all the same

Empty glasses, puke and stains of blood

And the marks of scratches against silent walls

And I can still hear the screams of psychos

And I can still feel the blows

And the stink of medicines

And the screams of silence of endless nights

That never ending darkness

And that blinding white of the walls

Dozen and dozen of beings

Drag themselves with no sense

There are no mirrors

Nobody owns anything

It’s like time has forgot to flow

Time with no meaning

I heard those voices inside me:

You must die…

Slowly, slowly…

Where were them?

I could feel them coming to my brain

Mysterious nothing…

Multiproblematic reign

I couldn’t contrast them

I tried to run, madly, even by night

I couldn’t suffocate them

Those voices were leaking in me

Until they took every single corner of my mind

Until they became so deafening to feel the urge

Of screaming to shut them

The descent to this hell interspersed with attempts of escape

Of degradation and violence

Long years of horror — the horror of solitude: abandon…

And I banged with my fists to the walls

With hundredfold strength

In here men don’t praise the evil

But they buy the good that they find inside of it

In here are swallowed fluorescent poisons and asbestos pills

Aislamiento total

Habitaciones todas iguales

Vasos vacios, vomito y manchas de sangre

Y las marcas de rasguños contra las paredes silenciosas

Y todavía puedo escuchar los gritos de los psicópatas

Y todavía puedo sentir los golpes

Y el hedor de las medicinas

Y los gritos del silencio de las noches interminables

Esa oscuridad interminable

Y ese blanco cegador de las paredes

Docena y docena de seres

Se arrastran sin sentido

no hay espejos

nadie es dueño de nada

Es como si el tiempo se hubiera olvidado de fluir

Tiempo sin sentido

Escuché esas voces dentro de mí:

Debes morir…

Lentamente lentamente…

¿Dónde estaban?

Podía sentirlos venir a mi cerebro

Nada misterioso...

Reinado multiproblemático

no pude contrastarlos

Intenté correr, locamente, incluso de noche

no pude asfixiarlos

Esas voces se filtraban en mi

Hasta que tomaron cada rincón de mi mente

Hasta que se volvieron tan ensordecedores de sentir el impulso

De gritar para callarlos

El descenso a este infierno intercalado con intentos de fuga

De degradación y violencia

Largos años de horror, el horror de la soledad: abandono...

Y golpeé con mis puños las paredes

Con fuerza cien veces mayor

Aquí los hombres no alaban el mal

Pero compran el bien que encuentran dentro

Aquí se tragan venenos fluorescentes y pastillas de amianto.